viernes, 31 de octubre de 2014

LOS MIEDOS INFANTILES

Los Miedos Infantiles

Son muchos los padres que acuden a consulta preguntando ¿Es normal que  mi hijo tenga miedo a dormir solo? ...¿Es normal que tenga miedo a ir al cole...? Es conveniente que conozcamos que algunos miedos son adaptativos y propios de la edad y una vez pasado el tiempo tienden a desaparecer. Se trata de miedos evolutivos.
Pero cuando ese miedo persiste en el tiempo , y aparece con frecuencia y de modo intenso debemos preocuparnos . 
A continuación con el fin de que tengaís una pequeña guía os indico de los miedos más frecuentes en cada edad:
Por ejemplo, niños entre cero y dos años temen principalmente a los ruidos fuertes, a la pérdida de base de apoyo, a la separación de los padres, a los extraños… 
En los niños de tres a cinco años suele disminuir el miedo a la pérdida de apoyo y a los extraños y aparecen temores nuevos como el miedo al daño físico, a las personas disfrazadas y a la oscuridad. 
Durante los seis hasta los ocho años los miedos más frecuentes son a los seres imaginarios, a las tormentas o a quedarse solo en casa.
 Y por último, los niños de nueve a doce años temen al fracaso escolar, a la muerte y empiezan a preocuparse por su aspecto físico y por las relaciones con sus iguales.
 Muchos padres vienen a la consulta y me dicen “tiene los mismos miedos que tenía yo”, “lo ha heredado de mí ”. Es cierto que la probabilidad de que un niño sufra miedos infantiles es mayor si sus padres también los sufren. Esto no significa necesariamente que se haya heredado sino que  el niño copia las reacciones de miedo de sus padres cuando por ejemplo,  el papá empieza a gritar  cuando ve una cucaracha.
También hemos de ser muy cautelosos con los miedos infundados, no es conveniente decir al niño que viene el tío del saco para que coma, o si no vienes, vendrá el guardia, o ven, que si no llamo al perro... Todo esto no ayuda...sino que puede desembocar en el desarrollo ciertos miedos innecesarios.
Con todo esto es importante señalar que, a pesar de la alta frecuencia de miedos en la infancia, sólo alrededor de un 5% de los niños sufren miedo patológico o fobias infantiles que deban considerarse clínicamente significativas. 
En conclusión, cuando un miedo persista en el tiempo, y provoque conductas de evitación o rechazo ante cosas cotidianas, acude a un profesional. En Psicoeducamur podemos ayudarte.

lunes, 27 de octubre de 2014

¿CUAL ES TU ESTILO EDUCATIVO?




Cuando educamos, a menudo nos hacemos la pregunta ¿ Soy demasiado autoritario, o demasiado permisivo? .¿ Debería ser mas blando, o debería imponer más mis normas?
 Muchas veces observamos en nosotros mismos acciones que denotan ciertos signos de autoritarismo a la hora de educar o por el contrario observamos pasividad ante algunas acciones de nuestros hijos y en ocasiones no sabemos si debemos ser tan exigentes o si por el contrario debemos hacer la vista gorda ante determinados comportamientos de los peques.
 El diálogo es la base de la educación y si bien es cierto que debemos poner límites deben ser dentro de un orden y siempre han de ser claros y precisos.
Existen distintos tipos de estilos educativos que a diario observamos en los padres.

Padres autoritarios: valoran la obediencia como una virtud. Utilizan medidas de castigo o de fuerza, y están de acuerdo en mantener a los niños en un papel subordinado y en restringir su autonomía. Se esfuerzan en influir, controlar y evaluar el comportamiento de sus hijos en función de unos patrones rígidos. No facilitan el diálogo, e incluso llegan a utilizar el rechazo como medida disciplinaria. Este estilo es el que tiene más repercusiones negativas en el desarrollo de los hijos, puesto que muestran falta de autonomía personal y creatividad, menor competencia social, baja autoestima y genera niños 
descontentos, reservados, poco tenaces, poco comunicativos y afectuosos y con tendencia a tener una pobre interiorización de valores. 

Padres permisivos: dotan al menor de gran autonomía, siempre que no esté en peligro su integridad física. Se comporta de una forma afirmativa, aceptadora y benigna hacia los impulsos y las acciones del niño. Lo libera de todo control y evita utilizar la autoridad, las restricciones y el castigo. No son exigentes en cuanto a la madurez y responsabilidad en las tareas. El problema viene dado porque los padres no son siempre capaces de marcar límites en la permisividad, pudiendo llegar a producir efectos socializadores negativos en cuanto a conductas agresivas y logros de independencia. Tenemos a niños aparentemente alegres y vitales, pero dependientes, con altos niveles de conducta antisocial y bajos niveles de madurez y éxito personal. 

Padres democráticos: intentan dirigir la actividad del niño, pero utilizan el razonamiento y la negociación. Tienden a dirigir la actividad del niño de una manera racional, partiendo de una aceptación de los derechos y deberes propios, así como de los derechos y deberes de los niños, lo que 
Baumrind denomina “Reciprocidad jerárquica”, es decir, cada miembro de la familia tiene derechos y responsabilidades con respecto a los demás. Se caracteriza por la comunicación bidireccional y por el énfasis entre la responsabilidad social de las acciones y el desarrollo de la autonomía e independencia en el menor. 
Desde distintos estudios se muestra que este estilo produce, por regla general, efectos positivos en la socialización: desarrollo de competencias sociales, elevada autoestima y bienestar psicológico, así como un nivel inferior de conflictos entre padres e hijos. Estamos hablando de niños interactivos, hábiles en las relaciones con los iguales, independientes y cariñosos. 

Está claro que merece la pena utilizar el razonamiento, negociar con nuestros hijos, aunque sea costoso y no dejar pasar cualquier acción del niño ya sea de forma pasiva o por el contrario mediante la fuerza o el rechazo.

martes, 21 de octubre de 2014

EL SÍNDROME DE ADICCIÓN A INTERNET


El Síndrome de Adicción a Internet: No a las puertas cerradas. La dieta digital.


Son muchas las personas  que llevan tiempo alertando sobre las consecuencias de que niños y adolescentes pasen tanto tiempo solos en su habitación y de la ausencia de comunicación entre hijos y padres. Una de esas consecuencias tiene que ver con el acceso a las TIC.


En la actualidad el 40% de los menores españoles (de entre 9 y 16 años) se conectan a la Red desde su habitación según un reciente estudio de la Comisión Europea (Riesgos y seguridad en internet: la perspectiva de los menores europeos), en el que han participado más de 23.000 chicos y chicas usuarios de internet de 23 países europeos.



Los especialistas se sorprenden al comprobar cómo no se aplican en la práctica las medidas de sentido común que pueden contribuir a minimizar los riesgos de Internet, aparte de los innegables beneficios que comporta.



Jesús de la Gándara, jefe de la Unidad de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, defiende que es un error atribuir la falta de control y comunicación parental, materializada en el denominado síndrome de la puerta cerrada, al uso de las nuevas tecnologías. "No podemos echar la culpa a Internet. El niño que se pasa las horas solo en su habitación navegando o jugando on line ¿por qué lo hace?", se pregunta.



En su opinión, lo importante es que "los sanitarios, los padres, estén al tanto de lo que le ocurre a los niños para que se puedan detectar cuanto antes comportamientos peligrosos, porque el uso inadecuado, excesivo y problemático de internet suele ir asociado a patrones patológicos de depresión, fobias, aislamiento". A finales de los 90 se detectaron los primeros casos de hikikomori en Japón: jóvenes varones veinteañeros habían hecho de la habitación su mundo, del que apenas salían para comer, ante la mirada atónita de unos padres a los que casi no dirigían la palabra y con la única compañía de un ordenador. 



La encuesta de la Comisión Europea revela que hasta el 41% de los menores españoles de 11 a 16 años afirma "haber experimentado una o más formas de uso excesivo de internet".



Para Jorge Flores Fernández, fundador de Pantallas Amigas —una iniciativa para la promoción del uso seguro de las nuevas tecnologías en la infancia y la adolescencia— los padres han accedido a instalar el ordenador en la habitación principalmente por dejadez:


"A día de hoy no han tomado conciencia clara de lo que esto significa, de los riesgos que conlleva no saber qué uso hacen los chavales del ordenador, de las horas que pasan frente a él, de cómo poco a poco la comunicación entre ellos se va enfriando. ¡Ya es complicado mantener una buena comunicación con los adolescentes cómo para encima poner tabiques de por medio!"

Flores siente un cierto desánimo al comprobar cómo cae en saco roto el mensaje que desde hace años lanzan distintos organismos pidiendo a los padres que instalen los ordenadores en las zonas comunes y no en las habitaciones de los niños.

"Algunos adultos creen que poner el ordenador en una zona común es una invasión de la intimidad, cosa completamente falsa. El que esté en el salón no implica que se miren los correos: es más una función de normalización de la vida digital. Además, es la mejor manera de compartir esa vida digital, en la que tantas lagunas tenemos los adultos frente a una generación que ha nacido en ella".

E insiste en que supervisar la relación de ese hijo con el ordenador no tiene nada que ver con controlar. "Los padres deben establecer una dieta digital, es decir, indicar por ejemplo cuándo y cuánto se puede utilizar el ordenador, al igual que lo hacen con la comida o con el dinero, o con cualquier otra cuestión doméstica".



Los expertos insisten en la necesidad de que los padres hagan el esfuerzo de incorporarse a las nuevas tecnologías como un elemento de conexión con los menores. Las consecuencias de no hacerlo son muy negativas para la relación, la incomunicación y a la integración, en lo que el sociólogo Javier Elzo denomina, familia nominal, modelo mayoritario en la sociedad española (42%). Se trata de una familia en la que las relaciones de padres e hijos pueden ser calificadas, con absoluta propiedad, como decoexistencia pacífica más que de convivencia participativa, ya que se comunican poco. Los padres están, en gran medida, cohibidos, desimplicados, sin que aborden con una mínima profundidad lo que requieren sus hijos. Una familia que no refiere conflictos en su seno, no tanto porque no los haya sino porque ha decidido no enfrentarse, no enterarse de los problemas.



Carles Feixa, doctor en Antropología Social, ya en el 2005 advertía de que se había reducido el contacto entre hijos y padres. Según él "la transición hacia la sociedad de la información hace por primera vez teóricamente posible tener una vida material y social sin salir de la propia habitación. Pero pero no todos los adolescentes se encierran en ella para evitar vivir en familia. Que lo hagan o no, depende de los padres y madres."



Feixa afirmaba que en 2005 el fenómeno patológico de los hikikomoris ya había llegado a España, aunque matizaba que el contexto social y cultural era distinto. Para él es preocupante que el adelanto en la edad de acceso a Internet no está siendo acompañado por un adelanto en la formación de los menores para el uso crítico de las TIC: "Los jóvenes tienen muchos conocimientos de internet, pero a menudo no tienen conciencia de su ignorancia; saben cómo navegar pero no hacia dónde hacerlo." Feixa proponía reconvertir las antiguas salas de estar en ciberespacios domésticos comunes, donde la familia se conecta junta aunque no revuelta al mundo digital y comparte ciertas actividades online de manera intermitente.



Según un reciente estudio publicado en  la revista Psychopathology los usuarios compulsivos de Internet que tienden a tener más interacción social virtual (salas de chat y redes sociales online) que real, podrían sufrir depresión. El estudio se presenta como el primero de gran alcance entre la juventud occidental sobre ciberadicción y depresión.

lunes, 13 de octubre de 2014

LOS TRASTORNOS DERIVADOS DE LAS REDES SOCIALES




Conoce los trastornos que provocan las redes sociales e Internet



La tecnología supone un signo de avance, de evolución, pero con ello también aparecen nuevos trastornos.
El pasado  Septiembre, la consultora especializada en tecnología, TechHive, recopiló las enfermedades psicológicas más recurrentes por el uso excesivo de teléfonos móviles y redes sociales.

TechHive enlista los síntomas y le otorga un nombre a cada uno de ellos

El síndrome de la llamada imaginaria: El usuario de teléfono celular cree que su móvil ha sonado o ha vibrado. La explicación que se da es que nuestro cerebro ha empezado a asociar al teléfono móvil con cualquier impulso que recibe, especialmente si estamos estresados.
La nomofobia: Es la angustia causada por no tener acceso al dispositivo, esto puede desencadenar desde incomodidad hasta un ataque de ansiedad.
Síndrome de la depresión del Facebook: Esto se genera por la angustia de no tener los “likes” que se buscaban, o que sus contactos tengan a su vez más “amigos” que él en la red social.
Síndrome del fin de Facebook: En el cual se sienten deprimidos al no cumplir con sus expectativas en la red social, la cual puede ser tener muchos amigos, o en su defecto pocos y de repente verse abrumado por muchas solicitudes de contacto.
Síndrome de dependencia al Internet: Es la necesidad de estar todo el tiempo conectado, lo que puede afectar la vida privada.
Síndrome de dependencia de videojuegos en línea: Es la necesidad de estar jugando todo el tiempo en le teléfono móvil o en la red.
Síndrome del efecto Google: En este el afectado se niega a almacenar información, y en lugar de recordar las cosas, cuando surge alguna duda usa el buscador para aclararla.
La cibercondria: Puede ser el más común, pues los usuarios tienden a proyectarse con lo que leen en la red. La cibercondria es un trastorno donde la persona se convence de que padece alguna o varias enfermedades de cuya existencia se enteró en Internet.
Si sufres algunas de estas patologías no dudes en acudir a tu psicólogo, en Psicoeducamur podemos ayudarte.

viernes, 10 de octubre de 2014

TRATAMIENTO PSICOLÓGICO A DOMICILIO


Las ventajas de los tratamientos psicológicos a domicilio.
En la actualidad cada vez son más los pacientes que solicitan este servicio por parte de los profesionales de la psicología.
En este caso, el psicólogo se desplaza a su domicilio ofreciéndole un servicio adaptado a sus necesidades.

El abordaje de los  problemas  emocionales  y  de conducta  en tu propio hogar y concretamente con niños, tiene numerosas ventajas:

  • La consulta se lleva a cabo con gran comodidad y de un modo discreto para el paciente.
  • Conseguimos observar a los niños en su ambiente natural, cuya consecuencia es que el trabajo se desarrolla sobre unos datos que se producen en unas circunstancias concretas y  que no podemos manejar en una consulta en un despacho. 
  • Observamos cuáles son sus reacciones ante problemas diarios, cómo los padres llevan a cabo su intervención y podemos en la propia actividad diaria ayudar al paciente.

 TERAPIAS A DOMICILIO
 Modificación de conducta: rabietas, negativismo y malas conductas.
Hiperactividad.
Miedos; Terrores nocturnos... 
Déficit en Habilidades Sociales.
 Pipí en la cama.
 Acoso escolar.
 Cyberbulling.
 Adicción a nuevas tecnologías.
 Asesoramiento a Padres.