lunes, 1 de diciembre de 2014

LOS CELOS INFANTILES


Los celos infantiles son una reacción adaptativa que suele durar un transcurso de tiempo determinado, que conlleva alteraciones comportamentales y emocionales, que surge ante un desequilibrio en la dinámica familiar afectiva y que pueden adquirir un carácter permanente si no se actúa de manera adecuada en la familia. Cuando esta alteración dura demasiado tiempo y altera con mucha frecuencia la dinámica familiar tenemos que estar muy atentos.
El papel de los padres, ante los celos entre hermanos, es fundamental, ya que son los responsables de que los celos infantiles adquieran un papel desadaptativo y permanente. A pesar de no poder eliminar la rivalidad, los padres deben ayudar a fomentar una relación saludable entre los hermanos.
Los celos infantiles se denominan también “síndrome del destronamiento”, ya que hacen referencia al desplazamiento y a la pérdida de poder como consecuencia del nacimiento de un nuevo hermano, que es considerado como un rival. Entonces en este momento el niño destronado suele reaccionar con una serie de comportamientos con el objetivo de recaptar la atención del adulto.
Klüber-Ross (1992), refiere que los celos sólo son negativos si alguien los reprime o desprecia al niño por tener esa reacción natural.
Los celos infantiles suelen tener su punto máximo entre los 2 y 4 años. Se puede afirmar que el niño es más proclive a manifestar celos cuando el nacimiento del nuevo hermano tiene lugar antes de los 5 años. Además, si la diferencia entre los hermanos es menor a 3 años, con una probabilidad muy alta, el niño manifestará celos hacia su hermano.
¿Cómo se manifiestan los celos infantiles?
  • El niño tiene comportamientos que no corresponden a su edad. Se observan conductas que nos son propias de la edad evolutiva en la que se encuentra el niño, las cuales tienen como finalidad reconquistar el afecto y la atención de sus padres. P.ej. vuelven a hacerse pis durante la noche, chuparse el dedo, pedir tomar biberón o pecho materno de nuevo, demandar ser tomado en brazos o desear dormir de nuevo en la cama de los padres, alteraciones en el sueño y en la alimentación.
  • Se incrementan las conductas de desobediencia, negativismo y oposición hacia los padres.
  • Se observan en el niño actitudes de indiferencia y retraimiento. El niño decide alejarse de su entorno, parece indiferente y desinteresado por todo lo que sucede a su alrededor y se muestra apático, despistado y aburrido.
  • Somatizaciones. Los celos del niño hacia su nuevo hermano o “rival” se pueden manifestar físicamente a través de dolores de cabeza, problemas digestivos, dolor de barriga o malestar general.
  • Conductas agresivas. La agresividad suele observarse en los casos en los que existe un elevado nivel de celos. No todos los niños que tienen celos de su nuevo hermano se comportan agresivamente, normalmente la agresividad aparece cuando existe una bajo grado de autocontrol, baja tolerancia a la frustración y escasas habilidades para expresar y gestionar emociones. Las conductas agresivas más frecuentes cuando existe un alto grado de celos son pegar, insultar y en caso muy extremos, intentar eliminar físicamente al hermano recién nacido.
Si te encuentras con dificultades para afrontar de manera adecuada el problema de celos que observas en tu hijo y buscas ayuda de un profesional que pueda asesorarte en Psicoeducamur, podemos ayudarte.

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